El lenguaje interior de Carmen Karin Aldrey
Elena Iglesias
El Nuevo Herald
2/24/13
Carmen Karin Aldrey le dedica su último poemario, Noctibus (Linden
Lane Press) a Novalis, uno de los poetas del romanticismo alemán del siglo 18.
“Mi cita con Novalis fue mágica; existieron puntos de encuentro entre su vida y
las motivaciones que me llevaron a escribir Noctibus,
pero eso lo descubrí mucho después, cuando Sofía Serra Giráldez (quien estuvo a
cargo de la maquetación y el diseño de esta edición) me sugirió que leyera Himnos a la noche durante el proceso de buscarle título a mi libro. Luego
me sentí sorprendida de la empatía existente entre Himnos y Noctibus”, dice
la escritora, pintora, y directora de La Peregrina Magazine.
Los
textos de otros poetas y escritores alemanes de la época estuvieron presentes
en sus lecturas de adolescente. Recuerda estar en el portal de su casa, en el
Vedado, leyendo Las desventuras del joven
Werther, de Goethe, o las baladas de
Schiller.
La poesía de Karin ha evolucionado desde la publicación de Aceite
en el verano del 2011. Ha encontrado otros lenguajes interiores, su visión ha
adquirido madurez y un poco de desilusión, producto de vivencias aleccionadoras,
pero su idealismo ha quedado intacto. Refleja además la nostalgia inherente al
desterrado, que como esta artista cubana, ha perdido tantas cosas y a tantos
seres queridos.
Sin embargo, en uno de los textos de este sugerente libro dice: “pero
en la vida/ no existen los límites/ al final bailarás una rumba/ sobre una
tumba/ Y se echó a reír”; poema que escribió recordando a una sacerdotisa
yoruba que le leyó el futuro cuando era muy joven. La filosofía de esta escritora
es vivir “como si se fuera a morir mañana”. Se mantiene todo el tiempo con la
mente ocupada, desde una posición soñadora, sintiéndose en comunicación con sus
ángeles, tratando de ofrecer lo mejor de ella, aunque sea en condiciones
adversas. “Y sí”, afirma, “me gusta reír, es una ofrenda de Dios”.
El tono poético vuelve a cambiar en Por
más que el hombre se arrodille: “Se asusta ante la ausencia/ de
ejércitos sin banderas/ ni himnos solemnes/ sin las trincheras territoriales/
que defienden sus fronteras”. Pareciera que no tiene esperanza en que el
hombre cambie o evolucione, algo que se repite en su poema Veo a los hombres…
“A veces me espanto de lo que sucede en el mundo, me duelen el egoísmo, las
guerras, la ausencia de educación civil, el odio racial, la carencia de
sensibilidad; pero si miramos con detenimiento la Historia, entenderemos que
siempre ha sido así”, se explica. Pero Karin no ha perdido la esperanza de un
mundo más coherente y compasivo. Para ella, éste es solo un poema catártico, que
describe una realidad cotidiana que de pronto la golpea.
En “Un paso hacia delante/ otro hacia atrás/ eso hace la Historia”, la poeta hace referencia a la “historia
adulterada”, algo que ocurre con frecuencia. Le mortifica la manipulación de
los hechos históricos sea cual sea el motivo.
Que
impresión, Esteban; el dedicado al central Preston; Del otro lado han
muerto dos hombres; y Antes que tú partieron otros, son poemas que
surgen por el rencuentro casual con vivencias pasadas.
El poema a Esteban nació de una foto que encontró en internet del poeta
ya fallecido Esteban Luis Cárdenas Junquera. Fueron compañeros de trabajo en la
Biblioteca Nacional de Cuba y para Karin, él era un ser excepcional y un gran ser
humano, tan marginado como ella en aquellos días. El poema a Preston, el
central azucarero donde nació, lo escribió después de haber visto el
cortometraje de Eduardo Lamora “El arte de la espera”. Y Del otro lado han
muerto dos hombres fue inspirado por la extraña circunstancia en que muere en
Cuba Osvaldo Payá, algo que la estremeció. Finalmente, Antes que tú… es sobre la pérdida de seres queridos,
familiares, amigos, escrito cuando ya no se puede soportar la ausencia, aunque
se comprenda lo inexorable del destino.
Otra sorpresa que nos regala este poemario es su profundidad espiritual
y filosófica, en textos como No sé si la noche; Se arrastra el tiempo;
En el yo interior; Quizás yo no esté en la sombra; y en Ellos
no entienden. Tienen que ver con su reafirmación espiritual más que
filosófica, aunque en el indagar está reflejado el oficio ancestral del filosofar,
que es parte del proceso existencial del hombre. En muchos de estos poemas
Karin cuestiona, busca y expone sus incógnitas sobre la vida. La escritora lee
filosofía porque le interesan los antiguos y le abre puertas para desarrollar
su trabajo, incluso sus cuadros. Pero nos confiesa: “Soy muy espiritual, el
centro de mi vida descansa en la reverencia al universo de Dios”.
Organizando mis archivos almacenados en la otra computadora, encontré una serie de documentos y fotos que me causaron mucha alegría, pero también nostalgia infinita y pesar. Buenos tiempos aquellos en los que existía una especie de identidad común y complicidad entrañable entre los escritores y artistas de la ciudad de Miami. Claro, el tiempo transcurre veloz, las cosas cambian, surgen nuevas propuestas, nuevos creadores, iniciativas diversas y hasta diferentes, pero por la lógica de la vida, pertenecemos a generaciones o épocas en las que nos hemos definido.
Doy gracias al cielo por haber conocido y compartido con seres tan especiales, con amigos de insuperable sensibilidad, entre ellos Elena Iglesias (En Paz Descanse) y que conocí gracias a Manny López en los inolvidables tiempos de Zu Galería . Muchas gracias, Elena, te recordamos con mucho cariño y siempre tu memoria estará presente en nuestras vidas.
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