“Pero
es por el prudente Odiseo por quien se acongoja mi corazón,
por
el desdichado que lleva ya mucho tiempo lejos de los suyos
y
sufre en una isla rodeada de corrientes donde está el ombligo del mar.”
-La
Odisea, Homero-
Hemos gritado
a la noche
como aviesos
hechiceros.
Ha sido incomprensible
el brillo
de nuestros dientes
al cruzar
las sombras
ver cómo se
hunde
en el
cuello de ciervos indefensos
y espíritus
distraídos.
Hemos
clavado la sed
con nostalgia
de sangre
en el lomo
de las ovejas
que se quedaron
solas
escuchando
el bramido del mar
desde la
cima agreste del sueño.
Besamos
la mejilla
equivocada…
¿acaso se
agrietaron las venas
de tantas esperanzas
y quedaron
vacías?
¿O invocamos
las ruinas
adversarias
del beso?
El blasfemo
es una piedra oceánica
que perfora
las naves.
¿Por qué no
estás aquí Ulises?
¿Huyes al
reino de la nada?
¿Quiénes son esos aparecidos
que izan banderas
con las cuencas
vacías?
Hoy he visto polvo
debajo de
la alfombra
he mordido
los tendones de la falsedad
los colores
cambiaron
y el ruido
espantó al otoño
vi que el amigo no fue amigo
y el
enemigo creció
como la
espuma amarga
del
cianuro…
ahora qué
somos
Ulises
dime qué
soy
¿lo de
siempre
que jamás
cambiaría?
Atame al
mástil
de tu
elegía
como
aquella vez
en la que
vi el destello
de una visión…
¿no ves que
las sirenas
nunca
mueren?
C. K.
Aldrey, 2016
Foto:
c.k.a.
2 comments:
Fabuloso.
Muchas gracias!
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