Alma mía…
sólo quiero la calma,
el arrullo de tu
velada voz.
velada voz.
Walt Whitman
Oh, Whitman… porque abro la verja
y
el pasillo se ha llenado de moho
y
mis huellas se quedan grabadas
y
el sol las endurece con su fuego
y
la lluvia después las llena de influjos
Porque
mi alma es comida por los peces
y
los peces devorados por mi alma
como
una sentencia dictada por Hammurabi
frente
a una turba de enardecidos autómatas
que
lanzan piedras ciegamente
a
un pobre ladrón que perderá su mano
y
llevará en la frente la huella del estigma
Oh,
Whitman… porque la calma
es
solo un regalo de la muerte
una
ofrenda del amor desnudo…
todo
lo demás habita en los abismos
en
el cuerpo que desanda
con
los brazos extendidos
para
no chocar contra los gruesos muros
de
esta existencia aletargada
que
sólo a veces escucha su alarido
saliendo
de la tierra apisonada
donde
los monstruos se enfrentan y procrean…
C. K. Aldrey
(De mi poemario Noctibus, publicado por Linden Lane Press, 2005)
Foto/c.k.a.
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