Entra despacio, en puntillas. Sus
pies son firmes, en el derecho tiene tatuada una serpiente. No sé si se siente
culpable pero camina como si lo fuera. El pasillo oscuro tiene una luz al final
y pequeñas mariposas la sobrevuelan, es una bombilla opaca y aceitosa, me
atrevo a decir que nunca la han limpiado. Ella se dirige hacia allá, camina y
danza, siempre de puntillas, parece un fantasma pero es un androide de alta
tecnología programado para inspeccionar las zonas clausuradas de la ciudad.
Tiene cabello rebelde, los espíritus lo soplan y sus crespos vuelan, tules de
azul intenso cubren y descubren sus ojos grises. Cuando llega a la luz advierte
una puerta a su derecha, la abre, se desliza y apresura los pasos. Un piano
está allí, esperándola.
C. K. Aldrey
Foto digital: C. K. Aldrey