6/30/17

Vacío




Un día el sueño se despertó
y descubrió el vacío
Nada existía
Nada existía
Donde hubo casas fue el vacío
donde las verjas pura inexistencia
Del parque habían deaparecido
los bancos la fuente los pájaros la gente
flores árboles estatuas bicicletas
en su lugar el vacío
terco transparente –mejor dicho: vacante
como la habitación de un motel
de mala muerte
Una boca sin saliva ni lengua
abría su oquedad
no palabras no maldiciones no gemidos
pero silencio en pedazos de nada
alguna que otra nube de éter
murmullos muy quedos
que salpicaban de vacío la vaciedad
una vaciedad agotada
un agotamiento vacío
El sueño
entonces
decidió
dormirse. 


C. K. Aldrey | 06-2017
Imagen: c.k.a. 

Los gatos de Overtown




En Overtown hay una calle donde alimentan a los gatos
por media cuadra alguien echa comida seca
y luego por encima otra que es húmeda.
La hilera de esperanza parece una línea de tren
que se va perdiendo en el horizonte
donde las guitarras golpean 
y las armónicas desentierran el pasado.
Los portales tienen el color sepia de otros tiempos
allí los ancianos cuentan episodios
de cuando corrían detrás de los trenes
huyendo del crudo verano en las plantaciones
con los bolsillos vacíos 
y el alma rebosante de blues...
take a little teasing brown mama… just to pacify my soul
Lord I don't feel welcome… eee no place I go…*

Nunca he logrado verle el rostro a quien cada día
se apiada de esos gatos callejeros
y agradece al destino el no tener una conciencia de piedra
sino de manantial inagotable
con sus lirios cabizbajos bañados por filantropías
sus clamores lejanos que la brisa describe
en abismales pentagramas
con esa mixtura mágica de voces y maullidos
huidas y versos coagulados
rostros prisioneros y pies sangrantes
rieles que sostienen la carga de grilletes antiguos.

Los gatos de Overtown saltan de los techos
al llamado de las ofrendas
que alivian heridas y consuelan su orfandad…
son como deidades que la vida eterniza
con la mirada perdida en las alas entrañables de un ángel...

C. K. Aldrey | 06-30-17

Photo by Devian
*Milk Cow Blues by Arnold Kokomo

Siesta




















(I)
Pero esa puerta
que te hace invisible
sólo cruje para dejar entrar
una esperanza de siesta
mojada por tus ojos.

(2)
Quiero entrar limpia
al templo de tus ojos
sin caminos torcidos
ni palomas muertas.



Foto y textos: C. K. Aldrey  ©  2014

6/16/17

HAIKUS





No es el azul
lo que define al mar
es su gemido…

En el camino
los puentes no detienen  
las luciérnagas.

Son los cantares
bajo la superficie
viejas quimeras.


C. K. Aldrey ©

Photo: Key West Highway, by c.k.a.

6/12/17

En esta especie de buhardilla



En esta especie de buhardilla
en la que de vez en cuando
las arañas construyen sofisticadas trampas
sueña lo que ha existido.
La ventana es alivio cotidiano
la noche con sus estrellas muertas ilusión de existencia.

Los clásicos te enseñaron a mirar más allá
se sentaron contigo en la glorieta de Quevedo
para descubrir el paso de los hombres sobre la nieve fugaz.
El sol te dijo una mañana de pereza
déjate llevar por la intuición y píntame.
Las aves nocturnas te demostraron que la vida es sólo un suspiro
mientras bailaban desnudas y cantaban himnos del antiguo Bharat.

¡Te hacías tantas preguntas! 
Todo lo que descubriste fue gracias al goteo de la lluvia
que a través del tiempo te fue abriendo los ojos.
¡Y ha sido tan fulminante lo que has sentido
tan intensos el dolor la risa el sexo el miedo!

Hoy buscas nubes en llamas
que deshielan tu sombra.

C. K. Aldrey, 2017
Foto: c.k.a.


6/5/17

Hambre




Hambre  


Caminar calle abajo mirar al cielo
sus nubes blancas y presagios
sentir hambre cada vez que paso
y el aroma a pan fresco y café con leche se desborda.
El color mojado del guacamole salta por la ventana de una taquería
me arrastra a la mesa que está en un rincón
solitaria y cubierta con el típico mantel mexicano.
Espero con impaciencia a que venga la camarera
frente a mí hay una señora que me dice ‘ya viene no se preocupe’ 
la observo tiene mirada de exploradora
de esas que entran al alma forzando la puerta
me la imagino con una ganzúa calando la intimidad.
En este mundo de piñatas y tribus en disputa ella es una isla
pequeñita y rodeada por arrecifes
habla sola está sola se siente sola
‘la crueldad humana es la máxima expresión de su decadencia’
le comenta al espejo
entiendo lo que quiso decir
somos bichitos roedores
tragamos con ansia viciosa
nuestro ánimo destrutivo es incansable
¡qué importa el bosque el mar o el firmamento!
nos tragamos absolutamente todo y no paramos nunca
no paramos nunca
no paramos nunca
chirriiiiirrrr chirriiiiiirrrrrrrrr chaca chaca chaca
veo los caminos rebosantes de virutas
y recuerdo a Tania cuando bromeaba en la beca  
huye-ye huye que te cojo huye-ye huye que te muerdo.
Bichitos con boquitas de hierro y lenguas hirvientes
sabor a hiel y hojas rancias
pistolas en el equipaje y sangre en los talones
kamikazes burlones y exacerbados
que apuntan al éter para sobrellevar la asfixia.
Bichitos que envejecen presurosos
y versifican con la luz apagada
porque el esplendor los ciega
bichitos agresivos con sus bordes aserrados y esperanzas perdidas…
‘dime ¿eres uno de esos bichitos desgraciados?’
le digo a la señora a boca de jarro.
Ella se me queda mirando circunspecta y me contesta
‘no respires los que respiran mucho se convierten en esclavos
el convencionalismo y la arrogancia enferman’
los comensales nos miran con asombro pensando que estamos desquiciadas
la camarera viene montada en patines y me pregunta si me siento bien
le digo que tengo hambre
entonces toma mi orden sonriéndole a la propina del mediodía
guacamole nachos con salsa y frijoles refritos agua de tamarindo
en lo que llega la comida el oasis se llena de bereberes
té de menta dulce camellos turbantes dátiles alfombras mágicas
el genio de la lámpara está en su apogeo
y me ha lanzado al desierto de Zagora donde alguna vez amé sin miedo.
Cuando empiezo a comer desaparecen las visiones
y la señora se pasa la lengua por los labios
entonces me pregunto ‘¿de dónde la conozco?’
el pelo blanco la punta de la nariz desviada los párpados caídos
los ojos cansados y sedientos la piel muy blanca y pecosa
levanto el brazo y ella también lo hace
hago una mueca y ella también la hace
imita todo lo que hago todo lo que digo
al parecer se burla
su ironía huele a cilantro y jalapeño
se le queda mirando a una diva de caderas espectaculares
que camina en plan ostentación
‘es maravilloso sentirse ufana como una sirena homérica 
y que todas las pupilas den vueltas a tu alrededor’
me dice con picardía de vieja hambrienta.
‘Ahhhhhh -pienso mientras la escucho-
¡cuánta vida apoyada en el bordón achacoso!’
Terminamos de comer a la misma vez
nos levantamos y salimos del local al unísono
me sigue calle arriba como una sombra.
Cuando llego a la casa y abro la verja la invito a pasar.
Los bichitos están por todas partes
celebran el invierno veraniego mientras roen y se tragan todo… 
absolutamente todo.


C. K. Aldrey | De su libro inédito "Luna Roja"
Foto: c.k.a.