A María Teresa Wilms Montt
Así como has dicho, Tebal
como
lo he imaginado al ver tu rostro
de
ojos esmeraldas
el
amor nos hace morir
padecer
la sed de los espíritus
Son
tus manos las que sostienen
esa
barbilla suave
donde
se estampan los besos
corren
lágrimas existenciales
a
oscuras
para
luego mojar
tu
cuerpo desnudo
en
la cama del poeta
asombrado
devoto
triste
de soñar
con
tu inmensidad abierta
a
los caminos tortuosos
de
la pasión y la entrega
En
tus brazos, Tebal
donde
las palomas cantan
en
las noches europeas
-reseñas
del cuerpo que se pierde
trashumante
y deshecho-
clavas
tus versos agónicos
tu
sangrante rebelión
Son
las heridas, Tebal
la
vida en retazos rojos y grises
las
bohardillas cómplices
encerrando
demonios
en
los vastos territorios prohibidos
-
tu matriz arañada en su camino
al
duelo consumado-
las
que disimulan tu luz con la seda
de
pañuelos elegantes
y
ocultan el desvelo de la noche
donde
tus madrigales nacen
Así
como has dicho, Tebal
como
lo he imaginado
el
eco de la vegetación agreste
enclaustró
la dicha
de
tu liberación
tus
bosques interiores
tan
llenos de cardos
verjas
infranqueables
flechas
que fueron lanzadas
a
tu corazón irreverente.
Así
como lo has dicho, Tebal
como
lo he imaginado
mirándote
a los ojos.
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