Esa parte de mí
que se deja seducir
por el otoño
y besó la corteza
de una encina moribunda
se fundirá en ti…
el viento no la arrastrará
por caminos indeseados
no se asustará de las alturas
ni sangrará en la cruz
no sentirá
la urgencia del grito
ni se defenderá
de esos ángeles caídos
que la enseñaron a hincar
los pies en la tierra
te buscará
en cada vientre
que germina
en todas las vibraciones
del universo
en donde quiera que exista
la posibilidad
de abrir los ojos
nuevamente.
Sus vivencias
-semillas sin recuerdos-
despuntarán en otros feudos
y regresarán las piedras
de Gólgota
los soles delirantes
y el verso afligido
los pájaros mecánicos
y las pirámides marcianas
la gloria de Izdubar
y su Enkidu vigilante
que moldeará el Éufrates
con la arcilla de los tiempos.
En algún puerto
de tu biología
su espectro quemará tus velas
y romperá las aguas
solo cambiarán
tus sueños…
todo lo demás
será un enigma.
C. K. Aldrey
Foto: C. K. Aldrey
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