10/25/16

Dejo una ranura




Dejo una ranura

en el entramado circunstancial

y como ese personaje

del magistral infierno

de Henri Barbusse

miro lo que sucede

al otro lado del mundo

observo las ramas

azotadas por el viento

a los gatos saltando del techo

sombras reflejadas

en el lienzo que he puesto

pegado al cristal

para que no entre la furia.

El huracán es sonido lejano

que se aproxima

estremeciendo la mente

lo vemos llegar

con la imaginación

y empezamos a cubrir la vida

con murallas y filosofías

cintas adhesivas y tablones

aunque sepamos

que nada nos salva

nada nos absuelve

y nunca dejaremos de ser

criaturas con miedo a morir

seres de carne y hueso

que el torbellino empuja

a los cielos oscuros

al mar  

con su boca abierta

que arrastra a las profundidades

nuestra insignificancia

glorificada

en el nombre del padre

del hijo

y del espíritu santo

que condenan a la existencia eterna

al yo pecador

al yo vulnerable

al que no es más

que energía reciclada

para seguir sintiendo

miedo

hambre

injusticias

sed y desamparo

soledad y silencio.

 

 


Foto y poema: C. K. Adrey

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