A veces
sólo eres un niño
escondido entre los pliegues
de las alabanzas
mientras crees ser el núcleo incandescente
das por cierto la irrealidad
duermes sobre rocas que imaginas blandas…
¿con qué madera has creado el barco
que navega sin timonel ni brújula?
Cuando abres el libro de la vida
apareces en la primera hoja
nada ni nadie te supera
lo que escribes es parábola maestra
tu verso es irrepetible
tu opinión exclusiva
tus diatribas perfectas
eres hermoso en todas las lunas
destructivo en todos los soles
¿quién en realidad?
¿escalera de espiral
péndulo detenido
cliché en blanco y negro
fiera enjaulada o caballo sin ataduras?
Eres
ausencia
engaño
perdón
culpa
perversidad
bondad
cuerpo vulnerable al calor y al frío
suicida consustancial que el destino
transforma en polvo y ceniza…
¿o quizás una bola de fuego que se apaga
después de haber reencarnado
en todas las bestias que existen?
¿A dónde te diriges ángelmefisto
con tus alas blancas y tus pezuñas negras?
Híbrido que a veces apesta
y otras huele a sándalo o lavanda … ¿qué haces con tus miedos?
¿de qué manera sostienes tu equilibrio?
Si tu poema a una isla tragada por el mar
fue aplaudido por corales melancólicos
de qué te sirve si ni siquiera recuerdas
con qué propósito recibiste el don
de la existencia.
La mano generosa del azar
desapareció de tu camino
al sediento niegas agua y pan al hambriento
techo a los que se extraviaron en la noche
ninguno de ellos sobrevive con palabras
La hierba se ausenta del cristal
y a tus ojos le nacen insectos
telarañas malditas que hablan en todos los idiomas
justificaciones que no tienen sentido
Te adueñaste del mundo
cuando su estrechez te asfixiaba
y los soldados de fuego clavaban sus ballonetas
en tu anatomía frágil
ahora vives un sueño que no te define
no eres el mundo
no eres su núcleo
si profundizas
verás que eres algo más que una simple esfera
dando vueltas alrededor del sol
más que una constelación o una montaña
el beso a ti mismo es real
si el beso a otros es real
dime ¿de qué color es tu sangre?
todo lo que hay en ti está en quien miras y no ves
las mismas bacterias y dolencias
los mismos tormentos y goces
lo que cambia es lo que haces
la semilla que siembras el ácido de tus desaciertos la tiniebla de tus
aberraciones la luz y las sombras de tu mirada el amor que enalteces el odio
sin sentido que arrastras las mentiras que dices el daño consciente que
infringes tus confusiones tu verdad tu egolatría exaltada
Cruzas el mar invades
territorios
pasa el tiempo y esa muchedumbre conquistada
es invasora y te despoja
la conquista es adictiva
una hemorragia sin control.
Todos los días mueren los pájaros
todos los días asesinan a los delfines
todos los días se esfuma un poco de ese mundo
en el que respiran y sangran delfines y pájaros
pero tú te sientes inmenso
imperecedero
agradecido de ti mismo
amado por ti mismo
y en el fondo
tan solitario como una estrella muerta
tan vulnerable como un velamen contra el viento
tan pequeño que la distancia te hace invisible
Desvías la mirada para no ver
le huyes al remordimiento y a la ponzoña del aire sucio
la mano extendida no tiene rostro
la mano en tu hombro no tiene rostro
está ciega tu contemplación
está vacía
porque estás en ti
sólo en ti…
el
cielo no existe
cuando
cierras los ojos
menos
aún
cuando
los abres.
Foto y poema: C. K. Aldrey