“Y otra vez… por los siglos de los siglos
con un cansancio tan viejo como las ansias de
amar
que se disfraza de sueño…”
(Elena Iglesias)
Mi vecina habla con las paredes
cuelga de su cuello el rosario de la primera comunión.
Tiene una amiga espectral que canta zarzuelas
se llama Soledad, desanda con ella por los pasillos del edificio
la enloquece con sus lamentos amargos
me duele la espalda… este
encierro me recuerda
a Ceiba del Agua… Dios mío… qué callados están todos…
Escucho su letanía desde mi
propio laberinto
no acepta el deterioro, la
fugacidad, las ausencias
todos los días se despide de
la vida, se aferra a la añoranza.
Abre y cierra la puerta, la abre y la cierra
cientos de veces sale y entra
camina apoyándose en las paredes con la mirada inalterable
la veo empujando sus fantasmas con esfuerzo.
Cuando me la encuentro le digo:
vecina ¡qué linda está hoy!
Quiero verla sonreír, que limpie el salitre de sus pies
y cuente alguna historia romántica
de cuando la perseguían mozos gentiles
que bailaban cantándole al oído hasta robarle un beso
la promesa de amarlos para siempre.
Mi vecina no se detiene nunca
escala montañas, vuela a donde nadie llega
no para hasta que siente hambre o cae la noche
con su silencio de estrellas extinguidas…
sus sombras.
C. K. Aldrey
(De mi poemario "Eclipse")
Obra: "Old woman seen from behind", Vincent Van Gogh
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