El
árbol se pregunta
qué
vendrá después
¿será
roja la lluvia
se
llenarán los jardines de arena
le
saltarán los sapos
y
las avispas?
y él... ¿árbol mordido
por insectos
o fósil que alberga
duendes y espíritus?
¿cómo
serán las cosas?
¿qué
fuerza tendrán los vientos?
¿se
le partirán las ramas
y
despertará en el mismo lugar?
¿qué
tal si lo hubieran trasplantado
a
una de esas jardineras
adornadas
con cristalitos cursis…
seguirían
los gatos
afilándose
las uñas en su tronco?
y la hierba… ¿sería verde
o
se habría convertido
en
pastizal inorgánico
para
que se alimenten
las
criaturas de hierro?
¿y si no fuera nada?
si
amaneciera sin raíz
en
la profundidad
de
un océano de orillas ausentes
¿lo
arrastrarían las corrientes
hasta
el final de los días?
¿se
lo comerían los peces?
¿renacería
siendo árbol con escamas
y
ramas coralinas?
No
sabe si le gustaría
seguir
siendo efigie
que
solo puede expandirse
debajo
de la tierra o hacia el cielo
como
si el horizonte hubiera sido
tragado
por las nubes
y
la nieve fuera una ilusión
y
el otoño una postal
y
la herida de un hacha
el
único espanto…
a
lo mejor fingirá
ser
árbol que sigilosamente
se
desprende de su cárcel
y
por las noches viaja a la montaña
donde
Moshé grabó
el
decálogo de Yahveh…
¿o
al Himalaya que ha soñado
mientras
las hormigas se hartan
de
su sangre
y
luego al paisaje de hielo
que
flota en el Sur
cuando
el fuego lo abrasa?
Como
yo el árbol se pregunta
muchas
cosas que no pueden
ser
respondidas por nadie
¿entonces
para qué
llenar
de inquietud el hastío?
C.
K. Aldrey
Foto
y digital: C. K. Aldrey