(a María Eugenia
Caseiro)
No
hay nada más sencillo
que
sentarse frente a una ventana
y
saborear el café
sentir
su dulzor y amargura
su
calidez y la espuma
que
se queda en los labios.
Pero
la espuma es pasajera
el
dulzor una ilusión sin alma
la
amargura algo que se repite
en
cada sorbo.
Lo
que me asombra del café
es
su semejanza con la vida.
C.
K. Aldrey
02-11-2013
Foto:
C. K. Aldrey | Caffé Latte
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