La
encerraron en un cofre
atado
con cadenas
en
la profundidad del mar
¡cómo
brillaban sus rizos!
parecían
desafiar al sol.
Creció
sentada en un balance
esclavizado
al azul intenso
y
veía a las hadas en el atardecer
bajando
por las ramas
¡era
tan pequeño su universo
tan
efímero!
que
entonces aprendió
a
vagar entre las sombras
a
inventarse arcoíris
de
reinos felices
hasta
que un día enloqueció
y
fue arrastrada por las olas.
La recuerdo siempre
con
su bata de encajes
su
sonrisa de Gioconda
y
la mirada extraviada
que
en el horizonte buscaba
al
príncipe azul
árboles
encantados
y
lenguajes extraños.
¡Qué
hermosa era!
¡cuánto
la extraña
su
locura!
C.
K. Aldrey
Foto:
C. K. Aldrey
02-04-2014
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