Sergio:
agradecimientos infinitos.
Estoy segura de estar allí,
en esa azotea donde la mirada se pierde.
Desde su altura observo el triángulo que une
a Humboldt con Belascoaín, esa larga y bulliciosa calle
que incansablemente busca al mar.
Llegan los amigos de antaño, el colorido de sus vestimentas,
llegan los recuerdos. Vienen y se van con las olas.
Los edificios brillan en la tarde azulada,
por sus pasillos caminan los espíritus del ayer.
Alguien toca a la puerta,
cuando abro me saluda la imagen sonriente de Sergio,
despejado como una nube viene oliendo una flor,
dice que va a enseñarme La Habana entre dos aguas,
me muestra el mapa esencial que nos llevará a pasadas existencias.
Bajamos las escaleras sin prisa ni melancolía,
estamos de regreso a la vastedad del tiempo,
sin escombros, sin miedos, sin extraños laberintos,
me siento libre y respiro,
me siento libre y abrazo a las palomas
que escapan más allá del cielo y la tierra.
Sergio me cuenta que por
esas calles
nacieron sus primeros idealismos,
le digo que los míos alguna vez quedaron atrapados
entre los muros de Empedrado y Monserrate,
cuando él apenas acababa de nacer.
Respiramos hondo, le pedimos al silencio que no hable,
sabemos que las llagas queman.
Mira las baldosas –me dice- se ven las huellas de tu
madre
al salir de la ducha… mira a tu hermano con su carrito de madera…
Señala a lavanderas en su ardua cotidianidad,
balseros alejándose de la costa, la sagrada Virgen de la Caridad,
a José Martí caminando apacible por San Isidro
seguramente yendo al encuentro de Anamely y su blanca esperanza,
al aguador en su bregar cotidiano,
al limpio y sereno ideal de bailarinas sin arrogancia,
a la Muerte victoriosa cantando su pregón.
Cuando regresamos del mundo ya ha anochecido.
Nos despedimos en la puerta, subo las escaleras absorta, huelo a salitre.
Ya en la azotea vislumbro la luz inconmovible del faro,
escucho el bramido lejano del océano.
Imagino a Sergio sentado en
el Malecón
dibujando las visiones, pintando los sueños.
Antes de ir a dormir acomodo su catálogo en el librero,
me despido agradecida de sus aguas.
Carmen Karin Aldrey
Foto: “Entre dos aguas”, hermoso catálogo que recoge las
obras del artista Sergio Chávez Bonora, editado por Bluebird Editions, 2021.
Comentarios: Anamely Ramos
González, Gustavo Valdés,
Osvaldo Hernández Menéndez, Oscar Fagette y Reinaldo
García Ramos
Coordinación y edición:
Reinaldo García Ramos
Diseño gráfico y
maquetación: George Riverón