“…tu ágil traslación de cóndor…”
(Verso de un poema mío perdido)
Qué
impresión, Esteban
después
de tantísimos años
encontrarme
con tu rostro
dividido
en caminos violentos
ver
tu boca triste y torcida
tu
mirada clavada en el suelo
siempre
recuerdo aquél poema
que
siendo mío fue tuyo
por
simbiosis
leído
en la cola del café
de
la terminal de ómnibus
donde
a veces nos escapábamos
para
maldecir juntos
las
demagogias apertrechadas
en
los pasillos silenciosos
de
la biblioteca
éramos
extraños personajes
a
los que siempre llamaban
conflictivos
los que rumiaban
la
hierba amarga
de
la insensatez
unos
pobres diablos
soñando
con los Beatles
en
la parada de la ruta nueve
con
espejos en los bolsillos
para
mirar hacia atrás
y
así descubrir las sombras
que
seguían nuestros pasos
de
aquél poema solo me queda
el
exergo, la sensación
de
tus ojos fijos en las letras
tan
volátiles que fueron atrapadas
por
un tiempo de olvido
entre
incunables, publicaciones
periódicas,
mapas
en
los que marcábamos rutas
clandestinas
me
he preguntado al verte
qué
haríamos
si
nuestra candidez
el
hielo de los mármoles
las
estanterías cubiertas de polvo
y
estafilococo dorado
estuvieran
detenidas en un espacio
más
allá de esta dimensión
y
que de pronto registráramos
la
llegada de esos ectoplasmas
que
tantas veces nos hicieron
empinar
la barbilla con insolencia
mirar
de soslayo a los cuervos
ávidos
de nuestras sangres
te
miro en esa foto y me veo
terriblemente
cambiada
ajena
como un sarcófago vacío
tratando
de rescatar las últimas imágenes
de
las presencias de antaño
cuando
Luz Berta nos regalaba
noticias
de espanto entre susurros
y
Máximo se escondía para advertirnos
de
posibles catástrofes políticas
éramos
viejos, Esteban
pergaminos
sujetando una juventud
de
cielos cruzados por aviones
y
ahora estás ahí, en esa foto
donde
tu rostro duele…
C.K.Aldrey
09-04-2012
Foto: Vista desde el 2do piso de la
Biblioteca Nacional "José Martí", La Habana